Por: #ColaboradorSportlast Gonzalo Águila Escobar
La compresión es, según el Diccionario de la Lengua Española, la “presión a que está sometido un cuerpo por la acción de fuerzas opuestas que tienden a disminuir su volumen”, y “en los motores de combustión interna de cuatro tiempos, segunda fase del ciclo, en la que el aire carburado, o el aire solo en los motores de inyección directa y diésel, es sometido a presión por el pistón”.
Incluso, para la métrica y la fonética, es como la sinéresis, es decir, la “reducción a una sola sílaba, en una misma palabra, de vocales contiguas que normalmente se pronuncian en sílabas distintas”. Por derivación, sabemos también que el aire se comprime y los archivos también; que nos tomamos un comprimido cada 8 horas y que las escopetas, además de cargarlas el diablo, las hay de aire comprimido.
Comprimir viene del latín EXPRIMERE “exprimir, estrujar, hacer salir”, derivado a su vez de PREMERE que significaba “apretar” y comprimir. Si le añadimos a PREMERE la preposición de, entonces nos podemos deprimir, y si es la preposición en (en latín in) podemos imprimir libros y decir que algo es realmente impresionante; si le añadimos o, no debería existir pero existe la opresión, y si sup, suprimiríamos esa opresión que antes no nos gustaba. Finamente y lo que más nos interesa, si le añadimos la preposición latina cum, nos daría comprimir, vocablo que aparece por primera vez en 1440 y ya desde entonces se podía aventurar que un día Sportlast sacaría una ropa técnica que sumado al concepto de gradual podría mejorar la circulación venosa con una compresión que va gradualmente desde tobillo , donde está el punto máximo de compresión, descendiendo hasta llegar a la rodilla, con los calcetines largos, y hasta el muslo, con las perneras.
Sportlast comprende al deportista y por ello ha creado este tejido y estos calcetines que cuando uno los lleva puestos se notan verdaderamente y comprimen sin dejar marca pero activando la circulación.