En el running todo es empezar

Toda actividad requiere un esfuerzo. Por lo tanto, empezar es lo más difícil. Romper la rutina y hacerle un hueco de nuestra atareada vida diaria a aquello que llevamos tiempo diciéndonos que vamos a iniciar no es tarea fácil. A veces, la invisible pero tenaz compañera llamada “pereza” puede contribuir a que pospongamos nuestro comienzo una y otra vez. Otras veces nuestra mente se llena de excusas como “no tengo tiempo”. Pero si nadie superara todas estas barreras, ¿quién haría deporte?

Si nos paramos a pensar, ¿conocemos a alguien que se arrepienta de haber empezado a practicar deporte? Es precisamente lo contrario. Todos los que superaron la carrera de obstáculos de la pereza y del “no tengo tiempo” no entienden cómo antes podían vivir sin el deporte. Pero, claro está, todo tuvo un comienzo.

En el running todo es empezar. Lo primero es fijarte un día para empezar y la frecuencia en que vas a practicar deporte. Lo marcarás en el calendario y te mentalizarás de ello preparando el recorrido que vas a hacer -en caso de deportes como el running o el ciclismo- pero siempre poniendo los pies sobre la tierra. Es decir, tendrás que marcarte un recorrido asequible y a tu medida, aunque ésta consista en correr durante cinco minutos los cinco primeros días. Lo más importante en este punto es no ser demasiado ambicioso sino consciente de tus posibilidades. Debes tener claro que la distancia que recorrerás el primer día no será la misma que harás la semana siguiente.

Pero no bajes la guardia. Has salido el primer día y te sientes de maravilla porque después de tantos días pensándolo al final has cumplido con tu palabra y se lo puedes contar a todos tus amigos. ¡Cuidado! Esto no va de salir un día y ya está, sino de encontrar ese espacio donde sólo seas tú y el deporte. Tienes que conseguir que tus salidas -o idas al rocódromo, a la pista de pádel, o donde sea- se conviertan en tu rutina. Éste es tu objetivo.

Un consejo que te damos es que busques un compañero de deporte. De esta manera ya no será tan fácil decir “hoy no tengo tiempo” y las salidas serán más sociables y amenas.

Poco a poco verás que tu cuerpo te pide más. Aumentarás la distancia recorrida o el tiempo dedicado a ese deporte que empieza a gustarte. Ya no lo practicarás porque todo el mundo lo hace, sino porque realmente te gusta. Empiezas a entender a aquellos amigos que te decían que no entendían cómo no te podía gustar el deporte y notas cambios en tu cuerpo y mente: duermes mejor, te sientes más fresco, enérgico, activo, ágil, satisfecho contigo mismo…y un sinfín de beneficios más.

¡Han pasado las semanas y hasta te has animado a competir! Quien lo diría… lo que está claro es que te has convertido en uno de esos que consiguieron pasar la barrera de la pereza y del “no tengo tiempo”. Y todo es gracias a tu fuerza de voluntad. ¡Enhorabuena!

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